Simbología Tattoo
DRAGONES (1)
Si ha habido una figura que se ha expresado con mucha frecuencia en el universo del tatuaje, esa es la de la figura del Dragón, ser mitológico presente en muchas de las culturas del mundo, apareciendo en diversas formas y con diferentes simbolismos asociados. La interpretación más conocida es la del dragón europeo, derivado de la tradición popular y de la mitología griega, escandinava y de Oriente Próximo, además de los conocidos dragones orientales. La palabra dragón deriva del griego drákon: "dragón, serpiente de gran tamaño, o serpiente de agua".
En función de las diversas culturas que lo han representado, las figura del dragón juega un papel muy importante como dios o guardián, o como monstruo y poderoso enemigo. Se le atribuyen cualidades y habilidades tales como ser poseedor de una gran sabiduría y conocimiento o pecar de gran avaricia y codicia que le conduce a devastar poblaciones y apilar gigantescos tesoros. Por la tanto, la imagen y figura del dragón ha ido variando y ha sido interpretada de muy diversas formas a lo largo de la historia, y, como no, desde aquí os explicaremos las mas habituales.
El mito de la existencia de dragones se sustenta en una diversa cantidad de leyendas y representaciones, diseminadas entre las distintas culturas que lo representan. Se ha planteado, como explicación de este fenómeno, el descubrimiento de fósiles de dinosaurios que llevasen a esas culturas a imaginar seres parecidos. También cabe señalar que los dragones en cada cultura presentan aspectos y características diferentes. Así, en la Edad Media, se creía que los cadáveres de cocodrilo, traídos a mercados y demás sitios de exhibición desde Egipto y Arabia en la época de Las Cruzadas, se trataban de cadáveres de dragón.
El simbolismo alrededor del dragón es esencialmente el de la lucha. La lucha entre el dragón y un héroe o dios, sin embargo, tiene distintos significados. En estos míticos combates el dragón asume dos papeles, el de devorador y el de guardián, que tiene finalmente una sola raíz: el de un ser cósmico en espera, cuya acción implica la muerte -o el nacimiento- de un orden universal.
Así, en un principio, los dragones eran devoradores de dioses (algunos mitos se refieren a los dragones como causas de los eclipses, o como enemigos del sol, casos de Apofis y Pithon). Posteriormente los dragones fueron fuerzas a la que se ofrecían doncellas en sacrificio y no tardaron en concebirse en comedores de hombres. De todos modos, ese papel no se aleja del de guardián, que implica la espera y el mantenimiento de un orden que preludia una reinvención del universo o el descubrimiento de un lugar sagrado. Justamente porque son guardianes de algo sagrado, es por lo que simbolizan el puente a otro mundo o la prueba de todo héroe.
Las actitudes tomadas en las culturas del mundo frente a la figura del dragón y la lucha que supone se distancian en ocasiones, particularmente si se compara la idea de dragón que existe en el lejano Oriente con la predominante en Occidente. Los dragones chinos ( o long), los japoneses ( o ryu) y los coreanos son vistos generalmente como seres benévolos, mientras que los europeos son en su mayoría malévolos.
Sin embargo, los dragones malévolos no están restringidos a Europa: entre otras culturas, esta interpretación se mantiene también en la mitología persa. El tema es complejo y ha variado a lo largo de la historia. Como por ejemplo, en los romanos, típicos representantes de Occidente, el dragón era considerado un símbolo de poder y sabiduría.
Oriente Próximo
En Oriente próximo, la figura del dragón, simbolizaba el mal y la ruina. En Enuma Elish, una epopeya escrita alrededor del 2000 a. de C. la diosa Tiamat era un dragón que simbolizaba los océanos y comandaba las hordas del mal, cuya destrucción previa era necesaria para crear un nuevo universo ordenado. También en la Biblia hebrea el dragón representa el mal. En la mitología persa destaca el caso de Azi Dahaka, un dragón malévolo. En Rumanía se habla del dragón geta-dacio, que tenía cabeza de lobo y cola de serpiente. Esta imagen era empleada en la guerra ya que en la bandera de Dacia aparece un dragón.
Lejano Oriente
En muchas culturas orientales los dragones eran, y en algunos cultos son todavía, reverenciados como representantes de las fuerzas primitivas de la naturaleza y el universo. En Oriente, el dragón siempre se ha considerado una criatura benéfica y un símbolo de buena fortuna.
A diferencia de sus congéneres occidentales no escupen fuego ni tienen alas, aunque normalmente vuelan gracias a la magia. Un dragón típico de Oriente tiene cuernos de ciervo, cabeza de caballo, cuello de serpiente, garras de águila, orejas de toro y bigotes de largos como los gatos. En las leyendas chinas hay dragones que vigilan los cielos, dragones que traen la lluvia, y dragones que controlan ríos y arroyos. En Japón, donde se los tiene por seres sabios, amables y siempre dispuestos a ayudar, los dragones han sido, durante siglos, el emblema oficial de la familia imperial. Los dragones chinos y japoneses simbolizan el poder espiritual supremo, el poder terrenal y celestial, el conocimiento y la fuerza, y por lo tanto son benévolos. El dragón es la insignia más antigua del arte de estos países, proporcionan salud y buena suerte y viven del agua. Según las antiguas creencias chinas, traen la lluvia para la recolección, es por eso que se convirtió en el símbolo imperial de ese país. En el Himalaya representan buena suerte. Y en Corea, como se dijo antes también tienen un carácter positivo.
Europa
Las tribus nórdicas de Europa asociaban su folclore con varios aspectos terroríficos del dragón. La mitología germana incluye al dragón (Nidhug o Niohöggr) entre las fuerzas del inframundo. Se alimenta de las raíces de Yggdrasil, el fresno sagrado que extiende sus raíces a través de todos los mundos. Los antiguos escandinavos (los vikingos), adoraban las proas de sus naves esculpiéndolas en forma de dragón. Usaban esta decoración creyendo que así espantarían a los espíritus (Landvaettir) que vigilaban las costas a las que llegaban. También los dragones aparecen en poemas germanos: en Beowulf, un poema épico anglosajón, el más antiguo que se conserva. Un hombre llamado Beowulf, que había librado a su pueblo de un monstruo mitad hombre, mitad diablo, luego, ya convertido en rey, lucha contra un dragón, disputa en la que ambos mueren. En el Cantar de los Nibelungos, un poema épico medieval anónimo, Sigfrido mata a un dragón, llamado Fafnir, y al ungirse con su sangre se hace inmune a todo mal.
Para los celtas, el dragón era una divinidad de los bosques, cuya fuerza podía ser controlada y utilizada por los magos. Entre los conquistadores celtas de Britania fue símbolo de soberanía, y durante la ocupación romana de la isla adornó los estandartes de guerra, convirtiéndose en un símbolo heráldico y luego militar.
Entre los romanos, como se dijo, el dragón era considerado un símbolo de poder y sabiduría.
Para la mitología eslava, el dragón era una de las formas que adoptaba el dios Veles, señor del Mundo Subterráneo, adversario de Perún, dios del trueno.
Los cristianos heredaron la idea hebrea del dragón, que aparece en el Apocalipsis, del apóstol Juan, y en otras tradiciones posteriores. En el arte cristiano del Medievo simboliza el pecado y al parecer bajo los pies de los santos y mártires representa el triunfo de la fe y los reinos cristianos sobre el diablo. La leyenda de San Jorge y el dragón muestra claramente este significado.
En el simbolismo medieval la idea de la lucha contra dragones sirvió para fortalecer la motivación de los reinos cristianos. Se presentaban a menudo también como representaciones de la herejía y la traición, pero también de cólera y envidia, y presagiaban grandes calamidades. Varias veces significaban la decadencia y la opresión, aunque sirvieron también como símbolos para la independencia, el liderazgo y la fuerza.
Los colores a menudo determinaron el simbolismo que un dragón tenía. En la pauta del viaje del héroe, los dragones representaron el obstáculo o temor, y el paso necesario para volver al hogar, y como muchos dragones también se presentan también como la encarnación de la sabiduría, en esas tradiciones matar a uno de ellos no solo daba acceso a sus riquezas sino también significaba que el caballero había vencido a la criatura más astuta de las criaturas. Otra faceta del dragón en la mitología clásica de la época caballeresca es el dragón como guardián que custodia o secuestra a princesas en sus castillos.
En el occidente de la actualidad es casi siempre concebido como una criatura malvada, poderosa y cruel, estereotipo extraído de las antiguas leyendas como de las más modernas películas.
De momento, el mundo fantástico de los dragones lo dejamos aquí... próximamente los dragones en el continente americano, que también tienen su historia.
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