martes, 21 de febrero de 2012

Demonios

Simbología Tattoo
DEMONIOS

       La palabra "demonios" deriva del griego daimon que quiere decir "espíritu" o también "ser que distribuye" o también del sánscrito dasmant, que significa "sabio". La figura de los demonios está presente en el imaginario de todos los pueblos del mundo desde épocas remotas, y su representación iconográfica sigue desde siempre dos directrices principales: la occidental y la oriental. En el mundo del tatuaje es muy frecuente el diseño y tatuado de los diferentes tipos de figuras demoniacas, aquí os ofrezco las más importantes representaciones

EL DEMONIO OCCIDENTAL
       En la cultura occidental, la figura de los demonios ha dado vida a una verdadera disciplina teológica: la demonología, que se ocupa de estudiar los atributos de los demonios y su jerarquía.
       Hay que especificar, sin embargo, que la actual representación común del concepto de demonio está influenciado casi totalmente por la tradición cristiana, que ha absorbido todos o casi todos los motivos estéticos e históricos de la demonología, dándole un orden en línea con los propios dogmas.
       Hoy, cuando se representa un demonio, se le da casi siempre el rostro y las facciones de Satanás (del hebreo shi-tan, es decir, "enemigo", "adversario" o también "calumniador") cabeza suprema de la tradición bíblica. En realidad, la imagen que tenemos  del supremo adversario de Dios es falsa y es fruto de clamorosos errores históricos y pictóricos.
       Según el Antiguo Testamento, de hecho, los demonios son ángeles caídos, derrotados por los ejércitos de ángeles que se mantuvieron fieles a Dios (Jehová) en la gran rebelión capitaneada por Lucifer antes de la creación de Adán y Eva y del Paraíso Terrestre. De los ángeles, por lo tanto, han mantenido el aspecto y las prerrogativas, apenas modificadas por su nuevo estado. Sin embargo, como ocurre a menudo, cuando un pueblo se impone sobre otro mediante la fuerza, se tiende a demonizar las creencias religiosas de los vencidos, para cancelar la cultura y la identidad nacional. El demonio occidental se divide en cuatro representaciones principales: la diablesa, la cabra, el diablo alado y el tentador.
       La diablesa se asocia, a menudo, al fuerte sentimiento anti-femenino y de sexofobia difundido en la Europa medieval de la caza de brujas, pero su origen se encuentra en la figura de Lilith, primera mujer de Adán y divinidad de la tierra especialmente venerada en Mesopotamia. Casi siempre es de color rojo o va vestida de rojo, ya que se creía que había nacido del fuego y era capaz  de desencadenar en los hombres las pasiones más violentas. La iglesia de los primeros siglos, fuertemente contraria al culto de Lilith, (particularmente difundido en los campos del Medio oriente y de Anatolia) le atribuyó lentamente características negativas de tentadora y encarnación del mal, portadora de enfermedades venéreas y esposa del Diablo.
      El diablo con cabeza de cabra es también hijo de una transfiguración religiosa, además de la representación demoniaca occidental más difundida. También en este caso, el aspecto del diablo ha sido copiado de una o más divinidades, cuyo culto quiere eliminar la iglesia. Se trata del griego-latino Pan, dios de la fecundidad y los campos, cuyos rasgos más evidentes son el físico, mitad hombre  y mitad Aries, y la desmesurada atribución fálica, símbolo de fertilidad. Los cultos antiguos de la fecundidad en la zona del Mediterráneo ven, de hecho, en el centro de las propias liturgias siempre dioses con aspecto caprino o taurino y dichas características son traducidas en atributos demoniacos por la cultura monoteísta, junto a su impetuosa y salvaje sexualidad.
      El diablo alado, sin embargo, es la figura que más mantiene los contactos con el origen angelical de los demonios. Es de origen medieval y va al unísono con la figura de los ángeles representados como seres andrógenos, con alas hechas de plumas blancas, cabellos rubios y claras túnicas. En este caso, el demonio es la parodia de un ángel, alas de murciélago (a menudo acabadas en garras o ganchos), dientes agudos, completamente desnudo y dotado de cuernos, símbolo del conocimiento y por tanto, del acto de rebelión hacia Dios. No tiene origen, en cualquier caso, en la representación de Lucifer o de sus discípulos, sino en la representación histórica de Baal, divinidad adorada por los fenicios y los filisteos. Los hebreos le llamaban Baal´zebub (señor de las moscas o señor que vuela) y se creía que sus fieles le sacrificaban todos los años un cierto número de niños.
     El tentador, por último, es calcado de la figura de Mefistóteles, antiguo demonio hebreo cuyo origen etimológico se pierde en el tiempo, a quien la tradición cristiana ha atribuido la tarea satánica de pervertir las almas de los justos. Está siempre vestido de manera elegante y moderna, a menudo tiene bigotes y barba muy cuidados y unos cuernos muy cortos que traicionan la naturaleza diabólica, además de la célebre mueca.
     ¿Y Lucifer? Aunque parezca extraño, no ha tenido nunca una representación gráfica constante y uniforme en el curso del tiempo, hasta tal punto que su verdadera iconografía hoy se desconoce casi totalmente

EL DEMONIO ORIENTAL
      El proceso de "demonización" de la cultura y de las divinidades de un pueblo enemigo se encuentra intacto en las tradiciones orientales. Las tradiciones demonológicas orientales pueden subdividirse en tres grandes grupos iconográficos: indo-persa, chino y japones-polinesio.
       Los Asura y los Deva, demonios indo-persas, asumen características benignas o malignas según quien los evoque. Los aura son históricamente el conjunto de divinidades y espíritus de las poblaciones arianas del Caúcaso y de Persia, históricamente en conflicto con las dravídicas (o hindúes) del sub-continente indio y del Golfo de Bengala cuyas divinidades se llaman precisamente Deva. Un ejemplo para todos es representado por la diosa Kali, divinidad femenina, objeto de veneración en toda la India e indicada como la gran enemiga de los gigantes-demonios Asura, de cuya sangre se nutre. En la tradición iraní-persa, tomada sin grandes variaciones del islamismo, Kali es, sin embargo, un monstruo protector de los homicidios y de los traidores, de las enfermedades y de los inferiores. También la iconografía se adapta. En occidente, en el árabe persa, Kali y muchas otras divinidades son representadas hasta la segunda postguerra con diversos pares de brazos, armados de garras, rostros monstruosos y collares de calaveras alrededor del cuello.
      En China, los demonios no se distinguen mucho de las divinidades primigenias e incluso la difusión de grandes tradiciones filosóficas como el budismo, el taoísmo y el confucionismo no han cambiado el horizonte psíquico chino en sus representaciones demonológicas, casi siempre personificaciones de incontrolables fuerzas de la naturaleza. La más interesante y difundida es seguramente Sun-Wukong (o también Sun-Huozi). Sun-Wukong es el Dios-mono o también el Rey de los monos. A menudo, representado con una armadura y una espada ensangrentada, es el centro de muchos mitos chinos y representa una fuerza ancestral. Sun-Wukong está a la cabeza de un grandísimo ejército de demonios con los rasgos de mono o con aspecto vagamente humano, pero con evidentes facciones animalescas, siempre ocupados de alimentarse de las carnes de los hombres y de los enemigos asesinados.
       Japón, por último, comparte muchas creencias y figuras mitológicas con la zona de la Polinesia. Los demonios japoneses son llamados Oni y son de color rojo, negro o verde (los colores del infierno japonés). Tienen bocas anchísimas y llenas de dientes curvados y su líder es denominado Onigamisawa (u Onigamisama) pero su figura se confunde con la de Tengu, el Dios de la montaña, perennemente en lucha contra el eterno rival, el héroe Shoki. Se trata de un objeto extremadamente presente en el arte japonés y en el tatuaje, representado integralmente en la película La Guerra de las Galaxias "La Amenaza Fantasma" por el personaje de Darth Maul (el termino maul o mauli indica un demonio en muchas lenguas de Polinesia). Otro objeto repetido en el tatuaje oriental es el Shozan No Shin (llamado también Shokuin), demonio con forma de dragón  con la cabeza humana y barba, portador de destrucción y de hielo. Son muchos los estudios que consideran, en cualquier caso, que los Oni son la transfiguración de divinidades adoradas en la época prehistórica por pueblos nativos de las islas japonesas, sustituidas en el curso del tiempo, como siempre ocurre, por aquellos que actualmente llamamos "demonios".

       

lunes, 6 de febrero de 2012

Angeles

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ÁNGELES
          En la mitología de muchísimas culturas del mundo, los ángeles son los intermediarios entre el hombre y la divinidad. Existe una variedad enorme y, a pesar de que se hace referencia a ellos sólo en el ámbito de las tradiciones monoteístas (judaísmo, cristianismo e islamismo), las figuras de los ángeles están presentes en casi todas las culturas religiosas del mundo, como en el induismo, donde el Dios Indra acostumbra a rodearse de fieles llamados marut que tienen todas las características de los ángeles como nosotros los conocemos.
          El de los ángeles es un mito complejo y lleno de matices simbólicos que, por precisa voluntad institucional, no ha encontrado nunca en el arte una representación adecuada. El modo en el que normalmente son representadas las figuras angelicales en el arte y, por lo tanto, en el mundo del tatuaje (rostros tendelcianente hermafroditas y pueriles, cabellos rubios rizados, alas blancas hechas de plumas y túnicas azules o blancas), deriva de la iconografía tardo-medieval extremadamente ambigua que incluso tiende a despojar a los angeles de muchos atributos y a representarles lo más lejos posible de aquella que es su realidaden base a las tradiciones religiosas de la antigüedad.
          No es un misterio que las religiones monoteístas siempre se han opuesto y han visto con desconfianza el "culto de los ángeles", reservando gran atención a su representación artística y llegando casi a su prohibición en ciertos casos. Para el judaísmo, el cristianismo e islamismo, de hecho, los ángeles son desde siempre su gran embarazo, un embarazo que influencia directamente en su iconografía... veamos porqué.
          En primer lugar existe la consideración que Satanás es precisamente un "ángel rebelde" y que, en su caida del Paraiso, fue seguido por una larga fila de ángeles aliados que habían apuntado sus propias armas en contra de Dios. Según la tradición hebrea, se trataba incluso de un tercio de la población angélica. Este episodio llevó rápidamente a especulaciones teológicas y filosóficas que en la Edad Media asustaban a la Iglesia más que ninguna otra herejía.
           En el Antiguo Testamento, de hecho, está escrito claramente que el Trono de Dios se salvó sólo gracias a la intervención de los ángeles que permanecieron fieles y que, después de la Gran Revuelta, su número aumentó y aumentaron tambien las subdivisiones y las competencias.


JERARQUÍA ANGÉLICAL
          Lo que caracteriza a las figuras angelicales en las tradiciones antíguas y que han desaparecido completamente de las representaciones modernas, es su rígida jerarquicación, su división en órdenes militares y su indiscutible connotación guerrera. La tradición hebrea (Kabbalah), que toma mucho de la asirio-babilonesa, considera diversos órdenes angelicales: los Tronos, los Querubines (del babilonés cherub=mensajero), los Serafines (de seraf=luminoso), las Potestades, las Dominaciones, las Virtudes, los Principados, los Arcángeles y los Ángeles propiamente dichos. Éstos dos últimos órdenes son los únicos que se ocupan del género humano. Las interpretaciones de esta jerarquía han sido varias y muchas de las figuras han resultado confusas las unas con las otras, perdiendose el recuerdo de las atribuciones específicas. Lo que ha quedado siempre claro es que muchos ángeles tenían poderes "iguales a Dios" y junto a Él gobernaban el Universo. El rígido monoteísmo hebreo no podía permitir la presencia de competidores de Jahvé, y mucho menos la hipótesis de que algo invalidara su omnipotencia. Se comenzó a excluir poco a poco a los ángeles del imaginario colectivo, haciendoles cada vez más subalternos  a la figura divina. Por citar un ejemplo, según muchas fuentes antíguas, los Querubines eran mitad humanos y mitad animales y los Serafines estaban cubiertos de lava incandescente.

LA TRADICIÓN CATÓLICA
         En la tradición católica, los ángeles son lentamente sustituidos por santos (instrumentos dóciles e inconscientes de la voluntad divina y por tanto, sin peligro de competencia con ésta),  la primera que lo paga es la iconografía que se confunde cada vez más. La aureola que tienen encima de la cabeza los santos es un típico atributo angelical (los ángeles están hechos de luz o la irradian) trasladado simbólicamente a otros sujetos, y algunos teólogos del alto medievo pensaban que Jesús había querido reunir a su alrededor, nuevos apóstoles y construir en la Tierra una nueva iglesia porque ya no se fiaba de las jerarquías angelicales del cieelo.
          Sólo tres ángeles, es más, tres Arcángeles, sobrevivieron integralmente en la cultura popular del Medievo y más tarde, llegando indemnes hasta nosotros: Miguel, Gabriel y Rafael.
          Miguel ( o Arcángel San Miguel) se hace popular en el imperio de Constantino. Según la leyenda, fue él quien incitó al futuro emperador romano a que hiciera grabar en los escudos de sus soldados la cruz, haciendo aparecer en el cielo la frase In Hoc Signo Vinces (con este signo ganarás), consintiéndole de esta manera, derrotar a los ejercitos de Massenzio, promotores del culto persiano de Ahura Mazda. Miguel es, además, el legendario vencedor de Satanás que se le ha enfrentado bajo forma de dragón (a menudo se encuentra también bajo forma de serpiente) y es por ello que se le representa siempre con una lanza o una espada en la mano, a menudo, aplastando con su propio pie la cabeza de un reptil. El culto de Miguel estaba tan difundido entre los soldados que la Iglesia no pudo hacer nada para impedirlo; con el tiempo se pasó a "santificarlo" en una posición que no diera problemas a la doctrina monoteística católica.
           Destino análogo llevó Gabriel. en la Biblia, él es el anunciador del embarazo a María, y lleva también el mensaje a Abraham del nacimiento de su primogénito y a Lot, la noticia de la inminente destrucción de Sodoma y Gomorra, apresurándose después para concretizarla en persona. Precisamente porque está íntimamente ligado a la figura de la Virgen, su presencia ha permanecido grabada de manera imborrable en el imaginario colectivo y es Gabriel, el que a menudo es representado con una trompeta (instrumento de la Anunciación), o rodeado de otros ángeles mensajeros. Gabriel será también quien anunciará el Día del Juicio y en esto, su representación gráfica es idéntica a la del islámico Israfil y de la divinidad normanda Heimdall , que vigila en el puente de Bifrost (arcoiris) preparado para dar con su cuerno Giallarhorn la señal del fín del mundo y de la Gran Batalla que marcará el "Crepúsculo de los Dioses".
          Por último, Rafael, es citado como el guardián del Edén de Adán y Eva y, sobre todo, es el guardián del Árbol de la Vida, colocado en el centro de Edén mismo, cuyos frutos tienen el poder mágico de poder curar cualquier enfermedad. Rafael, por tanto, está ligado a los ritos más antiguos de la curación y precisamente, ésta insustituible misión suya, ha sgerido que era mejor "institucionarle" en lugar de intentar una posible eliminación de la cultura popular, representándole siempre en el momento que está curando o donando algo.

         Similares a los ángeles, por último, los Nefilim. A menudo parecidos a los Gigantes o los Titanes de muchos mitos de la antigüedad, según algunas leyendas, serían ángeles emparejados con mujeres humanas en tiempos pasados. Según otras leyendas, constituirían una categoría de intermediarios divinos en posición inferior respecto a los ángeles y de los cuales se ha perdido el recuerdo. Es interesante notar, sin  embargo, que con el pasar del tiempo, su aspecto físico y sobre todo el de su progenie semi-divina, ha perdido las connotaciones "gigantescas" para parecerse de manera impresionante a una cierta iconografía de los extraterrestres que las películas y la literatura nos han acostumbrado a considerar: ojos grandes, piel blanca o verde, cabeza desarrollada y extremidades delgadas, poderes telepáticos muy desarrollados, etc..., hecho que ha dado origen a todo un movimiento filosófico-religioso, los "raeliani" que afirman que la humanidad no es otra cosa que el resultado de un experimento genético conducido por los ángeles. Quién lo haya ordenado, obviamente, permanecerá en el misterio.